Capítulo 8: Duele Fingir

N/E: Hola!!! lo que muchas esperaban... Aquí les dejo el reencuentro de Bella con Edward, aunque les advierto que no será como muchas esperan. ya verán por qué. Sorry la tardanza... Pero ando mil ocupada.

Returning the Favor

Bella Pov

El nombre de aquella pelirroja vampira, cuyos recuerdos eran tan vividos a pesar de ser de mi época de humana me seguía causando calosfríos. De tan solo imaginar que mi familia estuviera en peligro… ¡No! Yo no le daría siquiera la oportunidad de que estuviera cerca de ellos.

De pronto Aro dio su nombre y mis sospechan no habían estado equivocadas. En cuanto dije que alguien quería lastimar a los Cullen yo lo supe.

-Creo que aquella revoltosa se llama Victoria, uno de los neófitos que creó y que escapó nos lo dijo. –Aro sonaba preocupado.

Cuando oí su nombre la ira y la furia se apoderaron de mí. Todos estos años la había olvidado, supuse que ella estaba consciente de lo que yo era ahora y que por eso había dejado pasar esa absurda idea de vengar a James. Pero me equivoqué, ella sí lo sabía, y aún más sabía que si le hiciera algo a Edward sería mi fin también. Y ya tenía el plan en marcha contra mí.

Tenía que hacer algo.

-Aro- Me dirigí exclusivamente a él. –Déjame ir, yo puedo sola con ella. Déjame ir ahora mismo.

-¡NO! , Isabella tú no irás a ninguna parte. –Cayo estaba entre Aro y yo ahora. –Solo irán Demetri, Jane y Alec, tú te quedas aquí.

-¿¡Porqué!?- Le gruñí lo más fuerte que pude.

-No quiero que veas a los Cullen Isabella. – La excusa de Cayo era estúpida. Pero yo sabía que él haría que lo que fuese por dejarme aquí. Pero ya no me importaba nada, yo iría a protegerlos y nadie me lo impediría.

-¿¡A qué le tienes miedo Cayo!? –Disparé cada palabra con burla hacia él.

-A nada. –Respondió a secas, luego una sonrisa le llenó el rostro.- Isabella, para qué quieres perder tu tiempo rescatándolos si ellos ya no te quieren, no significas nada para esa “Familia”.

Yo sabía que él mentía, pero aún no podía dejar que descubriera la verdad, debía fingir. Tenía que hacerlo bien si quería ir a Forks.

-Mira Cayo, Victoria a quien busca es a mí, no a ellos y eso lo sabes bien. Si yo no voy ella se escapará y de todos modos vendrá por mí y nos seguirá dando dolores de cabeza, no olvides que tiene toda la eternidad para hacerlo.

Lo miré y él aun no estaba convencido, intenté sonar lo menos interesada por los Cullen y a cambio mostraba más entusiasmo por luchar con ella, le mostraría que me había convertido lo que él había querido.

-Además… es más entretenido luchar contra ella que esperar a que me cuenten como estuvo todo. Yo creo que es mejor que mi último lazo con los Cullen se terminé ya, ¿No lo crees?.

Cuando Cayo se preparaba a contradecirme, pues ya estaba bastante irritado Demetri lo interrumpió.

-Cayo creo que Isabella tiene razón, es mejor terminar con todo esto de una buena vez, además sabes que ella no se quedará aquí muy tranquila y menos por las buenas. Déjala ir, yo me ocuparé de que ella esté de vuelta.

-Está bien Demetri, confió en ti, vayan, pero cuidado con acercarse mucho a los Cullen, y trata de que no les pase nada.

Aro ya nos había dado la autorización, antes que Cayo pudiera reclamar. También él había notado mi preocupación y que le dijera a Demetri que cuidara bien de los Cullen no era porque con ellos se encontraba su amigo Carlisle, si no porque sabía que si algo les llegara a pasar a uno de ellos yo no lo pensaría dos veces y me iría con ellos.

En cosa de minutos ya se había formado el grupo que viajaríamos a Forks, en total iríamos seis. Cayo había insistido en que Jane y Alec vinieran, pero Aro confiaba más en Heidi y en Félix, por lo que los enviaron con Demetri y conmigo.

Yo sabía que en caso de algo Heidi y Félix estarían de nuestro lado, pero los preciados gemelos de Cayo serían un problema en el caso que quisiera cambiar los planes de volver.

Cuando llegamos al Aeropuerto de Seattle todos íbamos vestidos con ropas muy “humanas”, ya que llevar las capas negras era un poco harto llamativo. Además no queríamos llamar la atención de nadie. Y por sobre todo pasar desapercibidos hasta la batalla con Victoria.

Nos quedamos en un hotel del centro de Port Ángeles ya que Demetri decía que aún había tiempo y que los neófitos no se acercarían a los Cullen sino hasta mañana. Él los tenía vigilados. Era un excelente rastreador.

A pesar de que no necesitábamos dormir cada uno tomó un cuarto en el hotel. Bien entrada la noche Demetri llegó a mi habitación.

Me tomó en absoluto por sorpresa lo que él tenía para decirme. Me explicó que sería mejor que permaneciera al menos por esta noche con el resto de la guardia, que sería mejor que hoy no intentara nada para acercarme a los Cullen. Aún no era seguro.

A pesar de que sabía que Demetri tenía toda la razón del mundo estaba casi desesperada por correr a los brazos de mi Edward, verlo de nuevo, abrazarlo. Estaba tan cerca de él y ni siquiera lo imaginaría. Era imposible que Alice nos viera llegar por que había sido algo de último momento.

-Isabella, hay que tener cuidado todavía, Jane y Alec han venido exclusivamente para vigilarte y ver que vuelvas con nosotros. Sus ordenes son muy claras Isabella, nos matarán antes de dejar que no regresemos a Italia.

Demetri estaba en lo correcto, yo también había notado los propósitos de Cayo al enviarnos con los antipáticos gemelos. Pero también yo estaba segura de mis habilidades y para mí ni Alec ni Jane eran rivales para mí. Aunque mi miedo era que yo no pudiera actuar con la suficiente rapidez y alguien a quien amo resulte mal herido o incluso muerto si yo intentara quedarme aquí.

-¿Qué haremos entonces Demetri?.

-Tranquila mi pequeña, ya he pensado en algo. Espera y verás.

Demetri me dedicó una sonrisa y luego salió de la habitación de lo más relajado. En cambio yo me quedé toda la noche trazando ideas.

EL sol comenzó a asomarse lentamente esta mañana, hoy era el día que estaba esperando, el día con el que tantas noches soñé despierta.

Llegamos casi al mismo tiempo que ellos al claro donde sería el enfrentamiento con los neófitos de Victoria. Allí estaban todos ellos, los siete vampiros miembros de mi ansiada familia. Los miré uno a uno en el orden de su posición. Primero estaba Carlisle, a su lado como siempre Esme, más atrás Rosalie de la mano con Emmett, a un costado de ellos Alice recostada sobre los hombros de Jasper y mucho más atrás estaba Él. Mi Edward, mi amor, mi ángel. Él era tan bello, tan perfecto, apenas podía creer que mis recuerdos no le habían hecho ni una pizca de justicia todos estos años. Yo estaba paralizada ante ellos.

Demetri me habló y me sacó de mis ganas de correr a ellos.

-Isabella, tenemos que fingir. -¿Qué?, acaso… ¿ese era su plan?, de pronto lo entendí, Demetri tenía razón.

Me miró otra vez y me dijo.

-Edward tiene que creer que tú estás conmigo. Y para que esto funcione no debes quitar tu escudo ni de tu mente ni de la mía.

-Ya veo a que vas.

-Si pequeña, si tu llegaras a acercarte demasiado a ellos solo le estarías dando la excusa perfecta a Jane para matarnos a todos.

-Me duele Demetri…

-Tranquila amiga mía, solo será un rato, solo hasta que la batalla termine.

-Está bien. –Asentí, aun cuando la idea me carcomía por dentro.

Los Cullen estaban ya en filas para la batalla, ellos no nos esperaban en el lugar claro.

Al vernos Alice fue la primera en reconocerme y corrió en mi dirección.

Desee morir con todas mis fuerzas cuando me alejé de ella en una clara señal de que no se me acercara. Pude ver el dolor en sus ojos y en todas sus facciones a causa de mi rechazo. Me dolió más a mí que a ella. Pero por ahora eso era necesario.

-“Debes fingir” me recordé a mí misma.

Demetri se acercó a Carlisle quien lo miraba detenidamente.

-Bienvenidos sean. –La voz de Carlisle enserio demostraba gratitud.

-Solo vinimos a ayudarlos. –Demetri le respondió con una sonrisa.

-Acaso pensaban que les dejaríamos toda la diversión. –Félix siempre estaba dispuesto a luchar.

De pronto la voz de Heidi salió de la nada. –Nos han enviado a protegerlos, así es que no es necesario que luchen hoy. Además sabemos que va en contra de su “pacífica forma de vida”. –El tono de ironía se notó.

-¡Ni se lo crean!. –La voz de Emmett sonaba irritada. –Lucharemos igual.

Lo miré detenidamente, no me extrañaba en absoluto su respuesta, yo lo conocía bastante bien y sabía que él era el más feliz de tener la oportunidad de probar su fuerza.

Demetri no opinó más sobre el tema y luego como era nuestra costumbre prosiguió a presentarnos. A pesar de que él sabía que ellos nos conocían bastante bien. O al menos la mayoría.

A la vez que los nombraba Heidi y Félix dieron un paso a la derecha de Demetri, luego el turno de Jane y de Alec hasta que solo quedé yo sola atrás.

-Bueno sé que ya conocen a Isabella. –Dijo al final.

Caminé como los demás y me puse a su lado, Demetri tomó mi mano. En ese instante Edward se engrifó y le dio una fría mirada mientras que mi amigo solo se limitó a sonreírle de forma burlona y petulante. Vi en la cara de mi amado su frustración al intentar leer lo que pasaba por nuestras mentes, pero aún mi escudo funcionaba con él.

-Bella… -La voz más dulce y familiar que conocía me llamaba. Era Esme.

-¿Cómo estás cielo?.

Con todo el dolor en mi ser la corregí de forma seca. –ISABELLA, Bella ya no existe.

Ella quedó perpleja. Alice me miraba con pena en los ojos nuevamente y el resto de mi familia también.

Me dolía más a mí que a ellos. Eso se los podía asegurar. Pero debía fingir bien. Sólo un poco más.

-“Sólo un poco más” , me repetía internamente.